La inundación de abril de 2003 en la ciudad de Santa Fe es una de las principales catástrofes hídricas evitables en Argentina y la más grande en la historia de la capital provincial, con un tercio de su población afectada.
En 2003 La inundación de abril del 2003 en la ciudad de Santa Fe (Argentina) es una de las catástrofes socio-ambientales evitables más importantes en la historia reciente de Argentina. El avance del río Salado con una crecida histórica sobre una defensa inconclusa dejó un tercio de la ciudad bajo agua, 135 mil personas desplazadas, 50 mil evacuados y 158 víctimas fatales directas. Sobre los techos de los barrios inundados, en los centros de evacuados y en las ollas populares, se generaron registros fotográficos y audiovisuales por fuera del oficio periodístico. Con mayor o menor técnica y con la complejidad de una época aún analógica, familias afectadas por la inundación, fotógrafos y fotógrafas amateur, grupos de militantes y autoconvocados narraron las urgencias, las pérdidas, la desidia, las broncas y las luchas inmediatas.
Cientos de vecinos permanecieron durante días en los techos, custodiando sus casas, cuidando lo poco que habían logrado salvar. Algún colchón, la heladera, no mucho más. En esas últimas noches de abril y los primeros amaneceres de mayo de 2003 tejieron hermandades, aguantaron el miedo y también conocieron el costado más humano de sus propios barrios.
El olvido es el gran antagonista para muchas de las personas afectadas e integrantes de las organizaciones gestadas luego de la inundación, que consideran que la lucha por la justicia y la reparación ha quedado impune en lo que respecta a las responsabilidades políticas y a las víctimas fatales. La muerte de los principales responsables señalados hizo que muchos de los reclamos hayan quedado truncos, sin embargo, hay una coincidencia en señalar a la memoria como el principal objetivo a sostener frente al olvido.